jueves, 30 de abril de 2015


ESTRATEGIA. (Capítulo de Hacia el Amor, escrito en 2001)

Como en una guerra que se presume larga o ante una competición deportiva, es conveniente diseñar una estrategia. Unas cuantas ideas clave que sirvan de motor para conseguir la meta: victoria, medalla o curación.

En nuestro caso la meta final es la curación y la mediata —a corto o medio plazo— afrontar el proceso con entereza de ánimo y con el menor grado de sufrimiento evitable.

Lo primero no depende de nosotros; lo segundo, en buena medida, sí.
La "táctica" debe ser sencilla; lo importante es tenerla presente siempre y especialmente cuando las cosas no se ven claras.

Los deportistas profesionales cuentan con un sicólogo que les orienta y estimula. La fuerza mental positiva es el mejor aliado del éxito.

Un enfermo puede ser su propio sicólogo —aunque uno mismo no SIEMPRE se conoce bien— e intentar generar esa fuerza mental positiva.

A propósito de esto leí en la prensa unos consejos para deportistas de un
autor llamado Garfield:
"El estado de rendimiento máximo se caracteriza por el optimismo, por cierta relajación y, sobre todo, por la concentración total en el presente, lo que implica sensación de integración mente y cuerpo...
Se busca una especie de sentimiento de control sin esfuerzo para ejercerlo sin ansiedad, miedo o inseguridad, manteniendo el pensamiento en máxima alerta".

Otra idea interesante y aplicable a nuestra situación es la siguiente: la trampa más maligna es la generación de sentimientos negativos.

Está demostrado: el cerebro es el primer músculo.

El Dr. Ignacio Ventura, especialista en sicología en la competición,
insiste: "Si piensas en negativo, ya le has dado ventaja al rival".

El pensamiento es omnipotente. No es la realidad la que marca la importancia de una circunstancia: es nuestro pensamiento.
"Cuando crees que estás muerto es cuando tienes que tirar arriba con más fuerza"—dice Patxi Fernández, un alpinista—.

La necesidad y las circunstancias extremas dotan al sujeto de una fuerza mental impensables.

Estas ideas se pueden aplicar al deporte de riesgo que supone la lucha contra el cáncer u otra enfermedad.

La diferencia entre ellos y nosotros es que ellos han elegido practicar un deporte, asumiendo los riesgos. 
Nosotros, no.

Lo que está claro es que todas esas teorías son válidas en gran medida para muchas situaciones de la vida.

Depende de cada persona, pero pienso que para algunas puede ser bueno materializar las ideas generales en objetivos concretos, válidos para cada situación.  

Como decía antes, diseñar una estrategia.
La mía es la siguiente:

Metas.
Mantener la paz interior, la estabilidad de ánimo, el equilibrio. ¿Cómo?

Principalmente CONFIANDO EN DIOS.
Intentar no sufrir inútilmente, ni hacer sufrir a mi familia, ni a quienes me rodean.
Saber que algunos días o momentos tendré el ánimo más bajo. Se trata de situaciones pasajeras, naturales en un proceso largo.
 "Estoy en el túnel, lo veo todo negro" —pienso en esas ocasiones—. "Si sigo andando, aunque sea despacio, llegará un momento en que saldré de él".

Contar con "los túneles, precipicios..." y darles salida: llorar, hablar... e intentar ponerles un límite; es decir, impedir que se conviertan en situaciones  crónicas. Decir lo que me pasa, intentar poner remedio, cuando sea posible, pero no quejarme. 
 La autocompasión daña a quien la practica.

Confiar solo en una o dos personas la propia intimidad, sin pretender que más gente me comprenda.

Tener la información necesaria sobre todo aquello en lo que la colaboración propia pueda ser importante.
Renunciar a conocer datos en los que no se pueda influir y que, en cambio, afecten al estado de ánimo.

No autorrecriminarme por alguna cuestión pasada —"Por qué no fui antes al médico..." "Cómo no me di cuenta..."—, ni reprochar a otros por estas o parecidas cuestiones.

 Intentar vivir en presente. No sufrir anticipadamente
por lo que nadie sabe si ocurrirá.
Aceptación teórica de todos los efectos desagradables que puedan presentarse.
No tenerles miedo: ahuyentar ese temor irracional ante lo desconocido, que por otra parte es tan humano. No dejar que entre en mi mente. (Al menos... intentarlo.)


Pensamientos negativos —"¡Qué horror! No voy a poder..." o similares—
EXPULSARLOS, hacer todo lo posible por neutralizarlos con pensamientos positivos.

Otras veces lo que hago es aceptar el miedo:
"Sí: tengo miedo. Es natural; a muchas personas les ocurre. Es propio del ser humano".
El reconocer un sentimiento como algo natural ayuda a desdramatizar.
Por ejemplo, cuando a veces pienso: "Todo esto es horrible", en ocasiones,le hago frente y me digo a mí misma: "Sí: realmente es espantoso".
Después añado: "Y como siga dándole vueltas lo voy a ver más horrible
todavía".

Higiene mental: mantener puntos de interés ajenos a la enfermedad,
desde los más cercanos —familia, trabajo, vida cotidiana, aficiones...— hasta las cuestiones más generales y supuestamente lejanas.
Respecto a la idea de interesarse por los demás, una tentación en contra puede ser la de pensar:
"Bastante tengo con mi situación, como para preocuparme por los
demás".
Pues no: en mi caso —y supongo que en más— la mejor terapia es, no solo interesarme por las preocupaciones y problemas de los demás, sino, cuando pueda, involucrarme en ellas. (Como en todo... midiendo fuerzas).
En la medida de lo posible hacer una vida lo más parecida a la habitual o aceptar el no poder llevarla por limitaciones, fatiga, malestar, etc.
Entretenimiento: charlar, una película (siempre positivos), leer (en general, es frecuente la falta de concentración; así que, según la temporada, solo revistas, prensa...),
televisión, planear un viaje, bailar, reír...
Personalmente, también descanso estando a solas, pensando, escribiendo...
Por temporadas, sufrí pérdida de interés en muchas cosas, por lo que las "visitas" me cansaban. Agradecía la buena voluntad, pero...

Bueno... cada uno hace lo que puede...sin crear falsas expectativas.
Se trata de un tiempo que ayuda a descansar la mente y que facilita afrontar la realidad.
No se puede pretender vivir en una situación permanente de evasión. La vida es algo demasiado grande como para llenarla únicamente de pasatiempos.

(Esta última idea la leí en algún sitio).


Cierto es que hay —o puede haber— momentos de ansiedad e incertidumbre en los que no se encuentra distracción con nada ni nadie. Así es.

Respecto a la propia imagen estética me propuse poner medios para mejorar o contrarrestar lo que la enfermedad deteriora.
Estos elementos (estado de ánimo interior - imagen externa) están relacionados entre sí: como nos encontramos cansados y sin fuerzas, con un aspecto distinto al habitual —menos atractivo—, si no tomamos medidas, corremos el peligro de que afecte a nuestro ánimo.
 "Como estoy cansada y
fea, no me arreglo, ni salgo, ni me relaciono", es una de las trampas.

A veces me miro al espejo —sin pelo, sin cejas, sin pestañas, con llagas en la boca...— y pienso:


"¿Por dónde empiezo?".

Y, después de maquillarme y ponerme en la cabeza un pañuelo bonito, compruebo una vez más que casi todo tiene arreglo o, al menos, muchas cosas son mejorables.

Cada uno tiene sus propios mecanismos. Lo que está claro es que estos proceden del interior.

Cuanta mayor sea la limitación física, más fuertes deben ser los recursos interiores.


miércoles, 29 de abril de 2015



Mari Trini.

Mari Trini y yo compartimos habitación en la Clínica durante tres días.
 Ella se recuperaba de una operación. Yo recibía el primer ciclo de quimioterapia.
La acompañaba su madre y, por las tardes, su hermano.
Son de La Línea de la Concepción (Cádiz), donde se encuentra el resto de la familia y su novio.

A lo largo de esos días de convivencia compartimos algo más que un mismo espacio físico:
 nuestras vidas, familias, interés recíproco por nuestra salud, inquietudes, proyectos...

Mari Trini tiene 29 años, va a casarse el 20 de septiembre y está muy ilusionada preparando la boda y su futuro hogar.

Su madre vende flores en el mercado; es una mujer extrovertida, cariñosa y, sobre todo, buena; transmite calor y sencillez. 
Esas cualidades se reflejan también en sus hijos.

La madre no se separaba de la muchacha y se desvivía cuidándola.
Por la noche casi no descansaba en la butaca, pendiente de cualquier movimiento de "su niña", como ella la llamaba.
Nos dieron el alta el mismo día.

Mari Trini y su madre regresarían a su tierra al cabo de unos días, pues antes debían recoger los resultados de una biopsia.
Intercambiamos nuestros teléfonos y nos despedimos.


Unos días después recibí una llamada: era la madre de Mari Trini.

Por el tono de voz supe que algo pasaba.
"Teresa: ¡es cáncer!"


Y se puso a llorar.

martes, 28 de abril de 2015

Capítulo clave.



Hacia el Amor

Ante una misma situación caben actitudes diversas, quizá tantas como individuos.

Desde el principio intenté mantener la serenidad, para poder elegir la mía:
diseñar una estrategia, establecer una forma de actuación...

Una opción es la evasión, total o parcial.
Uno puede intentar escapar, olvidar el problema...

Pero, por mucho que intente esconderlo, engañarse, ¡huir!...

el problema
sigue ahí, 
esperando a que vuelvas.


En realidad, ¿qué es un problema?

Según el Diccionario de la Real Academia Española:
1. "Cuestión que se trata de aclarar; proposición o dificultad de solución dudosa."

Dios tiene soluciones para todo...
 Él ya conoce el desenlace de mi caso,
de nuestro caso: el de cada uno de nosotros. aunque no lo entendamos o
no nos "guste".
La relación con Dios no nos libra de los males ni de sufrir, pero nos ayuda
a aceptarlo y a afrontarlo.

El "problema" surge cuando a veces una persona no está de acuerdo con
Dios y protesta y se rebela y pide el libro de reclamaciones... 
No está de acuerdo con el momento para enfermar o para morir o con el tipo de mal que ha de padecer... 
O, simplemente...

no quiere sufrir. 


El problema para esta persona —puede ser cualquiera, puedo ser yo—
es... ella. 
Mi peor problema puedo ser yo misma.
Puedo ir llenándome de amargura, tristeza..., quizá pensando que en estas circunstancias es lo natural y lógico. 
Puedo ir derramando a mi alrededor
sentimientos, palabras y actitudes negativas.
Entonces habré conseguido crear varios problemas.


Otra definición es:
2. "Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de un fin".


Mi fin es amar a Dios sobre y en todas las cosas. Hacer felices a los demás
y, apoyada en los dos amores, ser también yo feliz.

El "conjunto de hechos o circunstancias" que rodean una enfermedad — rodeándome a mí— dificultarán o facilitarán la consecución de este fin según
cómo "me las tome": 
si lucho contra corriente, rebelándome, me agotaré y
seguramente no lograré alcanzarlo.
Si me abandono y confío, será diferente; posiblemente mejor, aún sufriendo.

En conclusión: no voy a afrontar este tema —la enfermedad— como un problema.

Ni este ni prácticamente ningún otro: son pocos los problemas auténticos.

Ahora me doy cuenta de la ligereza con que he estado empleando este
término, trivializándolo— "Tengo un problema", "¡Qué problema!"—.

La enfermedad no es un problema, sino una nueva situación en la vida.

Una situación fuera de proyecto, es cierto...

Cuanto antes asuma esta nueva situación..., mejor. Mejor para mí, mejor
para quienes me rodean, mejor para el mundo todo.

Una enfermedad introduce un desorden en la naturaleza, física y sicológica:
es cierto; altera el ritmo normal de la vida.

Yo puedo integrar ese desorden en mi realidad vital, asumiéndolo, consiguiendo así armonía, equilibrio...

A partir de ahora la enfermedad forma parte de mi vida. 
Puede ennoblecer, elevar mi existencia y, desde esa altura, tener una perspectiva más amplia de la realidad.

No me voy a limitar a "pasar" rápidamente por una situación desagradable,
deseando que todo acabe cuanto antes, a resignarme..., simplemente.
(Aunque me tienta esa posibilidad.)

He elegido afrontar esta realidad directamente, abarcarla en toda su plenitud,
adentrarme en ella, ACEPTÁNDOLA.

Y esto me permite descubrir una nueva dimensión de las cosas, recomponer
el valor de cada una, hasta ajustarlo en su auténtica medida.



Pero soy consciente de que sola no puedo, porque asomarme al abismo del dolor me da miedo; me da miedo el cáncer, el enemigo que vive en mi cuerpo y de mi cuerpo, sin que pueda expulsarlo inmediatamente;
un miedo que paraliza y no atiende a razonamientos; un miedo difícil de explicar, que comprenderán quienes lo han experimentado o lo han visto de cerca.

Entonces me agarro a Dios y le pido que me ayude. 

Y Él me eleva por encima del vacío que pretende adueñarse de mi alma.

Desde esa altura y con Él, la realidad, mi relación con el mundo y con los demás, cobran una dimensión trascendente y profunda. 
Y descubro que
tengo paz; que se puede sufrir intensamente y tener paz.

Entonces me doy cuenta de que todo esto no es solo el inicio de una
nueva etapa en mi vida, sino de 

un camino HACIA EL AMOR.

lunes, 27 de abril de 2015

HACIA EL AMOR. Capítulos 2, 3 y 4



Primera reflexión

"CADA AÑO SE DIAGNOSTICAN EN ESPAÑA UNOS 150.000 CASOS DE
CÁNCER" leo en la prensa.

Es decir, unos diez mil al mes; ... ¡trescientos al día!
De modo que cada jornada aproximadamente trescientas personas se ven sacudidas por este seísmo existencial; trescientas familias afectadas, conmocionadas...

Al considerar esta idea, me doy cuenta de que el mismo día en que yo recibía el diagnóstico, unas doscientas noventa y nueve personas escuchaban
lo mismo que yo: 
cáncer.

Y que en hospitales de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia o en cualquier consulta  una mujer joven se angustiaba pensando en
sus hijos; un ejecutivo intentaba controlar su horror; unos padres se miraban con espanto; un anestesista, un empleado de cualquier empresa, un jubilado, personas...

Personas que son padres y a un tiempo hijos, y hermanos y son nuestros vecinos, amigos...; trabajadores, ciudadanos y, por encima de todo, seres humanos. 
Seres humanos que solo aspiran a vivir en paz.

Ese día todos nosotros —los trescientos casos de ese día— mirábamos incrédulos al médico, agarrándonos a la posibilidad de un error, de que todo fuera una pesadilla, un desagradable malentendido...
Porque la mayoría de nosotros, los trescientos nuevos casos de ese día, no pensábamos que un día ibamos a serlo. No imaginábamos que alguna vez ibamos a decir: 
"Tengo cáncer".
Todos, posiblemente, habíamos hablado del tema, a propósito de algún pariente o conocido, de algún reportaje en televisión, de alguna noticia...
Y habíamos hablado o escuchado quizá con cara de circunstancias unas veces; otras, con cierta indiferencia, como algo que no nos afectaba directamente.

Pero qué distinto es decir "El marido, padre, hijo de ... tiene cáncer". O leer en la prensa: "Tantos miles de personas mueren víctimas de esta enfermedad".
"Cada año se diagnostican ciento no sé cuántos mil casos..."
Qué distinto es todo eso a pensar, decir y saber : 
"Tengo cáncer".


Y me siento entonces muy cercana a cada uno de estos seres que, como yo, han vivido una misma e intensa experiencia.

Por encima de la distancia, tendemos invisibles puentes de dolor a dolor.
Por encima de la aparente indiferencia de un mundo que sigue su curso, nosotros nos sentimos cercanos: compartimos una misma experiencia, siendo al mismo tiempo cada una diferente.


Porque solo nosotros sabemos qué se siente, cómo se sufre...

3. Estadio IV

Cuando leí el informe médico aparecía, entre otros, un concepto desconocido para mí:
 Estadio IV.
Lo busqué en un manual de Medicina y entonces me enteré de que los tumores se clasifican en estadios, según su tamaño y el grado de afectación en otras partes del organismo, de menor —Estadio I— a mayor gravedad.


4. Llanto.

El llanto es una forma de expresión.

Puede ser elemental; puede ser sublime.

Tan necesario como reír, tan importante como sentir.
Una necesidad básica que, por causas diversas, tantas veces no se ve satisfecha; aún más, a veces, se reprime, se evita, como signo de debilidad...

El llanto que no ha podido seguir su cauce se queda remansado en algún rincón de nuestro ser.

Puede llegar a acumularse una enorme cantidad;
 hasta que un día —sin aparente causa que lo justifique— 
se desborda y no hay nada que pueda detenerlo.

Normalmente, el llanto se materializa en lágrimas.

Lágrimas que son emociones, angustia, miedo, ternura, palabras oxidadas por el tiempo, alegría, recuerdos, sentimientos inefables...


El llanto que no se ve es el más profundo.

No se le pueden pedir explicaciones. 

A quien llora, tampoco.

Cada llanto es diferente al resto. Puede ser uno de los actos más plenamente humanos, más dignos y solemnes.

Dios es el que mejor comprende este lenguaje.
Con Él puedes liberar tu llanto hasta la última lágrima - emoción. El Único que comprende, perfecta y plenamente, el miedo irracional, la angustia "injustificada" y cualquier sentimiento.

Si alguien quiere aprender de Dios, pienso que es relativamente fácil.
Cuando una persona llora, solo hay que hacer una cosa:


 DEJARLA LLORAR,
a fondo, hasta el final...




sábado, 25 de abril de 2015




Hacia el Amor.

Hace  catorce años, por estas fechas, estaba en tratamiento con una quimioterapia muy agresiva - necesaria, por otra parte-.

Empecé a expresar mis impresiones, sentimientos...
Este proceso de escritura duró unos ocho meses, con intervalos, pausas y demás.

En noviembre de 2002 se publicó como libro.

En su momento me llegaron muchos mails de gente países de habla hispana. No todos estaban enfermos, por supuesto, pero me comentaban cómo alguna reflexión les había ayudado a afrontar alguna dificultad.
Y ellos me ayudaron a sentirme útil y a confirmar que el dolor com- partido se lleva mejor.

Ahora, en el blog, voy a copiar cada día un capítulo o dos (si son cortitos.)










PRELIMINARES.

¡Ciudad nueva! ¡Nuevo trabajo! ¡Nueva VIDA...!
Una ciudad rodeada de mar y de luz.
Un trabajo distinto, independiente, marcando mis propios objetivos, con buenas perspectivas...

La familia, bien; ningún problema a la vista; todo en orden ...
Me encontraba contenta, ilusionada...
A mi alrededor el mundo parecía estar en armonía.
Solo un pensamiento, en ocasiones, me intranquilizaba: el sufrimiento forma parte de la vida, de cada vida; ... de mi vida.

Generalmente, cuando se soluciona un problema, aparece otro. A veces se juntan varios. Al menos es lo que veo en mi vida y en la de quienes conozco.

Por eso, tímidamente, le preguntaba a Dios: "¿Qué me vas a "mandar"?"
Todo no puede ser tan perfecto —pensaba—.

Desde hace años he sentido especial interés por un tema: el sentido del sufrimiento. 
Ahí está, pensaba y pienso, la clave para afrontar la vida.
Desde hace tiempo leo, tomo notas, escucho a Dios, le pregunto, escucho a los demás, reflexiono...
Intento aplicar en lo cotidiano —contratiempos, enfermedades, molestias...— mis conclusiones.

El sufrimiento en sus distintas formas y grados, objetivo o subjetivamente percibido.
Me acerco a él como el misterio que es.
Un misterio materializado en dolor concreto, en hechos que parecen no tener explicación, en enfermedad, muerte, incomprensiones, catástrofes -naturales o provocadas de un modo u otro por el hombre-...
Un tema complejo, muy complejo, difícil de abordar...

Pero, a la hora de extraer conclusiones prácticas, intento simplificarlo. (En la medida en que esto sea posible).

Aceptar la Voluntad de Dios. Y, como parte de ella, aceptar el sufrimiento.
Esa es la clave, pensaba.
Él es quien decide el rumbo de nuestras vidas.
Uno puede proyectar, con altos y bajos de ilusión y decepción; puede hacer y deshacer, invertir tiempo, dinero, energías...
Al final, es Él quien decide.
Y, a lo mejor, decide lo mismo o lo contrario, lo más opuesto a lo que consideramos bueno.

Segunda conclusión personal: 
la felicidad no depende de las circunstancias externas. Indudablemente, influyen, condicionan, pero no determinan.
La estabilidad vital depende de la actitud con que cada uno las afronta y se adapta a ellas.
Esas circunstancias —hechos, personas, aparentes casualidades...— son un reto. 

La tercera: en esta vida no es posible la plena y absoluta felicidad.


Habría que hacer unas matizaciones previas sobre el concepto de felicidad,
que el ser humano puede plantear en distintos niveles: desde el más elemental
—entendida como satisfacción de necesidades básicas— al más
sublime.
No pretendo descubrir nada nuevo, ni estoy escribiendo un ensayo sobre el tema. (Siglos de reflexión filosófica me preceden).
Solo estoy "aclarando mis ideas" y por eso puedo decir que concibo la felicidad como el estado permanente en que, cubiertas las necesidades básicas, se encuentra la plenitud en la posesión del Bien, la Belleza y la Verdad.
Y para los que creemos en Dios, Él es el Bien, la Belleza y la Verdad. Así:
con mayúsculas, en estado puro.

Tres conclusiones pues:
Aceptar la voluntad de Dios y, por lo tanto, el sufrimiento; actitud positiva
ante él y, en tercer lugar, asumir la imposibilidad de un estado permanente de felicidad absoluta.

Yo veía —y sigo viendo— esas tres conclusiones como cimientos firmes sobre los que construir una vida; mi vida, al menos. Tres pilares a los que agarrarse al llegar el terremoto de la confusión y el dolor.

Y, si está tan claro...
"¿Por qué tantas veces no he hecho —no hago— Tu Voluntad, Dios mío?"
—le preguntaba y me preguntaba a mí misma—.
"¿Por qué hay tantas personas que tampoco la hacen...?
Tal vez porque las teorías, aún con reservas, más o menos se pueden aceptar.
Lo que generalmente nos cuesta creer es que todo eso es aplicable a mi
vida: aceptar mi pasado, mi presente y mi futuro, todo incluido: lo que pudo
haber sido y no fue, proyectos incumplidos, decisiones erróneas, éxitos y fracasos,
la incertidumbre por el mañana...
Aceptarme a mí misma como soy y a los que me rodean como son.


El caso es que, dejando al margen estas reflexiones, y volviendo al principio, me sentía casi feliz con mi nueva vida.

Pero mi intuición y convicciones me advertían de que algo podía ocurrir.

Por eso, cuando llegó el diagnóstico, solo le dije:

"Señor, lo acepto. Ayúdame a llevarlo lo mejor posible".

Aún nadie había pronunciado la temida palabra.
Yo me la repetía a mí misma para perderle el miedo, para no dejarme asaltar
por el pánico, para afrontarlo con dignidad:

 "Tengo cáncer".

martes, 21 de abril de 2015


TESTIMONIO.


El jueves os comentaba que esa misma tarde, y de modo excepcional, había sido ordenado sacerdote en su propia casa
un joven que padece cáncer de esófago en fase terminal.

En el montaje fotográfico se veía un mocetón (como decimos en Asturias) físicamente fuerte, sonriente, haciendo deporte, en actos de culto, rodeado de gente joven...
En algunas ya algo más delgado.

Esas fotos debían de ser de hace tiempo...

Busqué información actualizada y me quedé muy impresionada...
















Salvatore Mellone con sus padres, abuela, hermana y el obispo el pasado jueves, tras su ordenación.

No solo impresiona su deterioro físico, sino su sonrisa y serenidad.
En youtube podéis ver la grabación. 
su voz es firme, su actitud llena de paz y sus palabras transmiten Fe y Amor.
¡¡Impresionante!!

Estos días me acuerdo mucho de él y de sus padres, que estarán conmovidos y, a un tiempo, con inmensa pena.
Es compatible con la Fe, el desgarro que supone despedirse de un hijo tan joven y tan bueno.

domingo, 19 de abril de 2015

RISOTERAPIA.

Para desdramatizar, relajarse, rebajar tensión, ver la vida de modo optimista...
es muy saludable...

¡¡REIR!! (Al menos, sonreir)

De vez en cuando me auto- prescribo unos cuantas dosis.
Existen distintos sentidos del humor, claro está.

A mí me hace gracia el "humor absurdo":
situaciones descabelladas, con gente alocada y desinhibida...

Por eso, unos de mis favoritos son los hermanos Marx.

Siento especial debilidad por Harpo, el mudo.

Un clásico.





1 - LOS HERMANOS MARX - Sopa De Ganso (1933) - Harpo, el mudo, hablando ...

¡¡MENOS MAL QUE ESTAMOS AVISADOS...!!



"Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. 
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo,por eso os odian.

Acordaos de la palabra que os he dicho:
 El siervo no es más que su señor. 

Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros."

Lo dijo Jesús a sus discípulos y nos lo sigue diciendo.
san Juan 15, 18-21
En particular a los que están sufriendo violencia y muerte.

Añade una esperanzadora promesa:


“Aquél que persevere hasta el fin...


 se salvará” 
Mt. 10, 17-22 


Estas persecuciones han ocurrido a lo largo de la historia y, sin embargo, sigue habiendo cristianos en el mundo.
Pueden ser persecuciones violentas o pueden ser de otro tipo, más frecuente en algunos países occidentales y, en concreto en España:
criticar, juzgar con dureza y, a veces, con desconocimiento...
Tópicos anti clericales.
No valorar lo que los cristianos hacen bien (por ejemplo, los 14.000 misioneros españoles que trabajan en los cinco continentes, la labor de Cáritas) y, en cambio, destacar los errores y pecados de algunos, generalizando.
Opinar por opinar.
Y, sobre todo, falta de conocimiento de la religión. 

Volviendo al primer tipo de persecuciones, algunas épocas han sido particularmente duras. 
Por mencionar una bien reciente, recordemos que en la URSS deportaban, torturaban y asesinaban a los que no eran afectos al regimen y estaba prohibida la práctica de la religión (cualquiera). 
A partir de la muerte de Stalin, se intentaron mejorar las relaciones con la Iglesia, pero espiaban y hacían la vida imposible
De hecho, cuando se disolvió la URSS, por citar un caso, en uno de los países que la formaban, Estonia, quedaba un sacerdote y cinco o séis católicos.
Actualmente, hay unos 6000.

Sobre este tema, recomiendo un libro, que he leído dos veces en lo que va de año y me ha encantado.

Portada de El baile tras la tormenta El título alude a la alegría de un pueblo que recupera la libertad de expresión, en todas sus manifestaciones.
La foto de portada muestra a una familia letona bailando.


José Miguel Cejas
Para reunir esta galería de relatos inolvidables, el autor ha viajado durante tres años por Estonia, Letonia, Lituania, el Sur de Noruega y Finlandia, hasta la frontera con Rusia. 
Algunos de sus personajes han sufrido cárcel, destierro o tortura. Otros han padecido el ostracismo social y las deportaciones a Siberia. Todos han tenido que enfrentarse a lo políticamente correcto 
Son músicos, pintores, directores de cine, actores de teatro, reporteros de guerra, médicos, católicos, ortodoxos o luteranos, cantantes de rock o de rap. Les une su rebeldía y su fidelidad a las propias convicciones. Son... disidentes.
Sus vidas muestran la fe de una Europa desconocida, llena de vigor y creatividad, que contrasta con la decadencia y el cansancio vital de tantos otros lugares de Occidente.

“Aquél que persevere hasta el fin se salvará” 
Mt. 10, 17-22 A


jueves, 16 de abril de 2015

TENEMOS UN PROBLEMA MUY, MUY SERIO.

1. Algunos datos.
2. Reflexiones.
3.. ¿-Qué podemos hacer?

1. Hace un año fueron secuestradas 219 niñas, en Nigeria, por un grupo terrorista.
Sin noticias.
Video de Boko Haram

2. Desde hace años el islamismo radical ha:
 asesinado a decenas de miles de personas,
obligado a abandonar sus hogares a cientos de miles que se hacinan en campos de refugiados,
decapitado, violado, torturado a ¿cientos- miles de seres humanos?

http://www.rtve.es/noticias/20141002/ofensiva-del-estado-islamico-irak-deja-casi-9400-civiles-muertos-2014/1020920.shtml

La ofensiva del Estado Islámico en Irak deja casi 9.400 civiles muertos en 2014

  • El informe especifica que la cifra real podría ser mucho mayor
  • También han producido 1,8 millones de desplazados
  • La mayoría de las víctimas murieron entre el 1 de junio y el 30 de septiembre
Ampliar fotoirak
Desplazados iraquíes, que habían huido de sus hogares después de una ofensiva del Estado Islámicomcp

3. Hace unas semanas, en Kenia, asesinados 149 universitarios.





3. Han destruido museos, ciudades patrimonio de la humanidad, iglesias...


4. Según un informe hecho público estos días se calcula que unos 6000 ciudadanos europeos se han sumado al autodenominado Estado islámico.
Algunos vuelven a los países de origen radicalizados.

Etc., etc., etc.

¿Por qué es una amenaza PARA TODOS?
El Estado Islámico –de origen sunita- nació como una facción de Al Qaeda.
 Tiene dominada toda la  la zona del oriente del Mediterráneo. 
Pretende internacionalizar su califato, extender todo lo posible sus fronteras y dominar el mundo con dicha religión. 
España forma parte de ese califato.
http://www.rpp.com.pe/estado-islamico-yihadistas-isis-ei-noticia_728595.html

Si no HACEMOS ALGO, esta situación se agravará, expandirá...
Seguirán sembrando el terror en Oriente y en Occidente.
En Europa ya lo hemos comprobado y seguimos en alerta.



Mientras que unos hablan de las últimas actualizaciones del iPhone o los premios MTV, o planeamos unas vacaciones..., en otros lugares se libran sangrientas batallas al fiel estilo del Medioevo. 
Los yihadistas  han existido desde que grupos divididos del Islam radicalizaron su religión entendiendo que profesar la fe era sinónimo de Guerra Santa (Yihad).


3. ¿Qué podemos hacer?

Tomar conciencia de la gravedad del problema.
Contribuir a generar una opinión pública de denuncia, condena... que llegue a obligar a los organismos internacionales y de cada país a adoptar medidas en legítima defensa.


El silencio puede ser cómplice.

Entre tanto, ayudar económicamente, rezar por los cristianos perseguidos y otras minorías; por los periodistas y cooperantes torturados; por los que "pasaban por allí" y no han podido volver.

· 
Manifestar nuestro apoyo a los cristianos y miembros de otras minorías perseguidos, con algún símbolo:




EL MUNDO PUEDE CAMBIAR, PERO NO VA A CAMBIAR SOLO.
(Amnistía internacional)

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que 
los "buenos" no hagan nada. 




RAZONES PARA LA ESPERANZA.
Resultado de imagen de Salvatore Mellone

VATICANO, 15 Abr. 15 .- ““Salvatore, yo estoy contigo.
La primera bendición que darás como sacerdote me la impartirás a mí”, expresó por teléfono el Papa Francisco a Salvatore Mellone, un seminarista con cáncer terminal que cumplió en su habitación en la Arquidiócesis de Trani-Barletta (Italia) su último deseo: ser ordenado sacerdote.
Según informó Mons. Pichierri, Mellone fue ordenado sacerdote esta tarde, 16 abril, a las 4pm (hora local), en su habitación. 
¡Enhorabuena, Salvatore!
Has llegado a la meta.

Ammissione agli ordini sacri - Salvatore Mellone (26 dicembre 2014)

lunes, 13 de abril de 2015

CONSUMISMO


Hoy se decidió, arriesgó, lanzó... a tomar una decisión drástica.



Cambiar de look. 
Concretamente, de corte de pelo.

No cabía demasiado margen, pues ya lo tenía corto.

Llevaba demasiado tiempo con su mismo estilo: cómodo, agradable...,
pero ya...un poco aburrido.


Salió contenta de la peluquería.

Su satisfacción iba en aumento a medida que se encontraba con alguien conocido; cuando en su casa le dieron el visto bueno; cuando envió la foto y a algunas amigas de confianza...
La opinión general era positiva.




Pero, por la tarde, una niña encantadora de séis años, a la que conoce bastante, sin mediar saludo, le espetó, en un un tono muy serio:

"¡¿Por qué te has cortado el pelo?!"

El gesto que acompañaba su recriminación era, más o menos, este:


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La interpelada le respondió con una pregunta:

"¿NO te gusta?"

La niña repitió:

"¡¿ Por qué te cortaste el pelo?!

"Bueno... ya veo que no te gusta." dijo, intentando no darle importancia.


A los pocos minutos, otra cría se acercó y le susurró:


"Estabas mejor antes..."


Como suele decirse que los niños son los que dicen las verdades, volví de la catequesis que doy a estas y otros niños, pensativa y...



SONRIENDO.