El 28 de enero de 2013 me diagnosticaron una metástasis, tras más de doce años sin evidencia de enfermedad.
Hace dos años, por tanto.
Fui ingresada por urgencias e intervenida para drenar más de dos litros de líquido en el pulmón izquierdo.
Además, se tomaron muestras de los tejidos, que confirmaron el diagnóstico:
múltiples implantes tumorales en la pleura.
Ese día cambió mi vida,
como ya había cambiado el 13 de noviembre de 2000 cuando me diagnosticaron el tumor primario.
Ayer y hoy he recordado con emoción aquellos días.
Con una emoción serena
y
¡agradecida!
Habitualmente este tipo de metástasis parece ser que suele cursar sin síntomas alarmantes, sin dolor...
Así que lo he celebrado interiormente dando gracias a Dios,
paladeando la vida que me ha sido concedida...
una vez más.