Tener paz interior es una natural aspiración de la mayoría de las personas, de la mayoría de nosotros.
Un remedio para recuperarla, fomentarla, acrecentarla es
perdonar y ser perdonado.
No es fácil, pero sí POSIBLE.
Hay Alguien que perdona siempre y perdona TODO:
Solo espera que identifiquemos lo que no está bien,
que no culpe a los demás, a las circunstancias, la sociedad...
Que asuma mis errores.
Que los reconozca y me arrepienta.
Yo acudo con frecuencia a un sacerdote, para que, en nombre de Dios, me perdone. Así se ha hecho, se hace y se hará en la Iglesia.
Es una liberación.
Salgo ligera y más contenta.
Además, recargo energía para mejorar y seguir luchando e intentar comprender, perdonar, ser puntual, hacer en cada momento lo que debo aunque no me guste, no quejarme, no criticar, ver lo positivo de los demás y no comentar lo menos grato... ETC.
Te invito a comprobarlo.
Suele costar decidirse y completar el proceso. Cuanto más tiempo pase, más cuesta, como en casi cualquier actividad.
A veces podemos pensar:
"Sí: tendría que hacerlo, pero...
no veo el momento,
no me encuentro preparado,
ya le pido perdón a Dios directamente..."
No existe el día o el momento ideal.
Mejor dicho:
¡sí existe!
el momento ideal para cumplir un buen propósito es
¡¡¡YA!!!
CUANTO ANTES.
Jesús nos espera a cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario