sábado, 10 de mayo de 2014

1947: de una aldea asturiana a vivir en una de las ciudades más grandes del mundo:
México D.F.
También una de las más peligrosas, aunque nuestro protagonista iba lleno de INOCENCIA, expectativas y dispuesto a trabajar duro.
Hizo el viaje en barco, tardó semanas en llegar, con parada técnica en Cuba.
En su nuevo país encontró mucho trabajo, algunas decepciones, "cuates", familiares lejanos que lo acogieron bien... y él aportó mucho tesón, honestidad, trabajo a destajo, bondad...
Escribía a sus padres y hermanos con regularidad. Tras varios años y, haber ahorrado lo suficiente, pudo hacerles una visita. 
En esta ocasión, en avión a París (México y España no tenían relaciones diplomáticas). En la capital francesa alquiló un coche. Cuando llegó a la frontera tuvo que detenerse, al comprobar que le temblaban las piernas:
era EMOCIÓN AL VER un letrero que decía:




ESPAÑA.


Durante esa estancia de unos meses y antes de volver a México conocíó a la que sería su mujer.
 En 1958 se casaron, tuvieron tres hijos, a los que cuidó con mucho cariño y desvelo.


Se lamaba Ricardo. 
Para nosotros fue, ha sido y será siempre, simple y grandiosamente:




Papá.

Hoy te recordamos especialmente.
¡Gracias por TODO, PAPÁ!




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