jueves, 27 de noviembre de 2014



CON MUCHA PAZ.

Acabo de leer una entrevista inusual.
Por el lugar: Cuidados paliativos de un hospital.
Por el entrevistado: un enfermo terminal.
Por el entrevistador: un periodista sensible.

Podríamos pensar que no resulta atrayente.
¡¡Pues sí!! Me ha parecido conmovedora y PRECIOSA. 
Como es lógico, puede resultar dura alguna parte, pero, como dice el interesado: 
"La muerte es algo natural."

Añado yo:
Es natural, pero, como algo desconocido, genera - o puede generar- miedo, incertidumbre...

He seleccionado algunos fragmentos y, además, os animo a ver el vídeo.

http://www.elmundo.es/espana/2014/11/27/54763b2dca4741d96b8b457c.html

NOVIEMBRE

Día 11 

 En sólo una semana he notado que la curva va hacia abajo rápidamente. Pero  me lo estoy tomando con deportividad.

 A mí me ayuda muchísimo la Fe: estoy muy esperanzado con que, cuando esto acabe, me voy a encontrar con algo plenamente satisfactorio. Creo que Dios me está dando fuerzas. 
Para los creyentes es más fácil: como cruzar una puerta.
 Pensaba que iba a tener miedo, pero no. Pensaba que iba a estar enfebrecido con la angustia, pero tampoco...
He elegido no aislarme. Sino disfrutar de todo y de todos: de la familia, de los amigos, de esta conversación... Cuando termina el día, acabo agotado de vivir. Pero me encuentro mejor que nunca. No me duele nada. Siento mucha paz.

La máquina del oxígeno burbujea como un guiso a fuego lento. 
La morfina no hace ruido, pero entra en su torrente sanguíneo cada cuatro horas. Las manos enjutas de Antonio son sarmientos vivísimos. Señalan algo. Entonces viene un prolongado silencio.
-¿Qué miras?
-¿Cómo es posible que esté muriéndome y disfrute tanto de esta luz y de estos árboles?


Día 12. "No me gusta ser sensiblero, pero hoy me he despertado a las 5.40 y me he sentado en la cama a ver a mi hijo Javier, que dormía en el sofá-cama de al lado. A oscuras. Le he estado mirando una hora".

Hoy no ha abierto la biografía de Isabel La Católica que está leyendo. A primera hora ha venido su hermano, José María, con quien deletreó la infancia y el mundo. A una enfermera le dice que tienen un baile pendiente. Ha tomado unas notas. Estrena pijama.



"Ya nadie se asusta cuando me oye hablar así. Decir que estoy disfrutando. Encarar la muerte como si no fuera algo prohibido. Porque a lo mejor mañana no estoy, pero me estáis regalando momentazos increíbles. Creo que perdemos el tiempo con tonterías. De verdad. He empezado a pedir perdón a todos los que me rodean. Me indigno con cosas que he hecho mal.
Vivir es menos complicado de lo que pensamos. También morir".


Hay quien dice que somos lo que hacemos; otros, que somos lo que leemos. Si somos conforme a los objetos que nos rodean, Antonio es una agenda, una linterna, un frasco de colonia, un abanico, los retratos de los nietos, una imagen de la virgen, un libro y un barquito de papel que su amigo Luis, ingeniero naval, le ha regalado a este niño de 69 años.
-¿Algún objeto más?

-Bueno, tengo una botellita de vino de La Rioja ahí guardada -sonríe, sonreímos-.
Cuando puedo, me tomo un dedito para comer, sólo un dedito. Hay que conservar los placeres que pueda hasta el final. ¿Quieres un poco?

Pilar nos acompaña hasta el ascensor. Y nos habla de los nietos. Y de qué buen paciente es Antonio, que nunca quiere molestar. Y a Pilar no le da la gana de llorar, sino de reír. Y recibe un beso -bienintencionado y paliativo- que a buen seguro no palia nada. Y habla como si ella diera ánimos al visitante y no al revés. 
¡Qué cosas!. ¿Por qué será que ninguna revista saca a una mujer tan relevante como ella en su portada?

18 de noviembre

-¿Cómo estás hoy, Antonio?
-Se me va la vida. Noto que se me va. Pero de ánimo sigo relativamente bien. Tanto que a veces me pregunto: "¿Y no seré un insensato?".
Entre el sábado y domingo apenas ha comido media croqueta y algo de fruta. Calcula que ha perdido ocho kilos en esta última etapa, pero nunca se ha sentido tan pleno. Antonio se alimenta de abrazos. Abrazos grandes y calientes, esféricos, como tortas de pan recién hechas.
Un corazón con miga. "Soy un privilegiado. Hay mucha gente en circunstancias más jodidas que yo. Aquí hay una paciente joven, con tres criaturas, se va a casar en paliativos. Yo la he visto aquí con los niños haciendo los deberes. Ella no ha cerrado su vida, pero yo ya la he cumplido... Sí, he sido un privilegiado. He vivido bien. Tengo tres hijos maravillosos que me adoran. Una mujer increíble. En este hospital me han tratado con gran generosidad. Todo eso me reconforta, me tranquiliza".

Viernes 21 de noviembre


Cuando uno ya creía haberlo visto todo en el ejemplo incalculable del hombre que se muere, Antonio se preocupa por un problema de salud (nada serio) de quien tiene delante.
-He cumplido un ciclo. Estoy a punto de empezar otro. Y voy muy sereno.

Domingo 23 de noviembre

Antonio falleció en su cama del Hospital Centro de Cuidados Laguna en completa calma. 
"Me gustaría que me recordaran como una buena persona, leal, que puso empeño en dar. (...) No quiero dramatizaciones. Ausencia es una palabra muy relativa. Yo andaré por ahí".

Nos has dado un testimonio precioso y conmovedor.

¡¡Gracias, Antonio!!

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