lunes, 9 de junio de 2014

COCKTAIL DE EMOCIONES.

 Ideas (escritas hace unos días) que, en la práctica, a veces, no son fáciles de aplicar por diversos motivos:

- Las emociones no se encuentran en "estado puro", sino integradas en un individuo con una personalidad, circunstancias y, en concreto, en situaciones en las que pueden mezclarse muchos factores.
Por ejemplo, si uno está cansado o en tensión, las emociones - especialmente las negativas- pueden aparecer con más fuerza y ser más difíciles de controlar. 
"Estoy cansado, con hambre, llevo una temporada en tensión y, entonces, tengo un roce en la convivencia que me provoca ira, rechazo..."
De modo que casi se puede hablar de cocktail de emociones, y puede ser más difícil identificarlas, manejarlas y expresarlas.
A lo mejor las manifiesto en forma de reproche, enfado... a quien no tiene la culpa e, incluso, solo pretende ayudar.

En otras ocasiones, una acumulación de emociones o situaciones nos hacen llorar. Y, si me preguntan: 
"¿Por qué lloras?" 
No sabría dar una única razón, al menos inteligible. 

Las personas tenemos tres potencias: memoria, inteligencia y voluntad.
En estos casos, las emociones pueden nublarlas y distorsionar la realidad.
Lo ideal sería dejar "enfriar" la emoción y no actuar solo movidos por impulsos.
Ni solo racionales, ni solo emotivos.  Se trataría de que la razón, apoyada por la voluntad, guiase nuestra conducta, impulsada por emociones positivas: ilusión, entusiasmo...
Si faltan estas, cuesta más, pero se puede seguir adelante con la convicción de que es lo que tengo que hacer.
Bueno... no parece sencillo.
No pretendo ejercer de sicóloga ni dar consejos de autoayuda.
Se trata más bien de reflexiones que me hago a mí misma y que comparto, pues todos, en grados, matices y formas diferentes, tenemos un denominador común:
ser personas humanas.

Para terminar copio algo que escribí en 2001, cuando ni yo misma sabía qué me pasaba (aparte de estar en plena químio, sin pelo, con llagas en la boca, débil - física y sicológicamente.)


El llanto es una forma de expresión.
Puede ser elemental; puede ser sublime.
Tan necesario como reír, tan importante como sentir.
Una necesidad básica que, por causas diversas, tantas veces no se ve satisfecha; aún más, a veces, se reprime, se evita, como signo de debilidad...
El llanto que no ha podido seguir su cauce se queda remansado en algún rincón de nuestro ser.
Puede llegar a acumularse una enorme cantidad; hasta que un día —sin aparente causa que lo justifique— se desborda y no hay nada que pueda detenerlo.
Normalmente, el llanto se materializa en lágrimas.
Lágrimas que son emociones, angustia, miedo, ternura, palabras oxidadas por el tiempo, alegría, recuerdos, sentimientos inefables...

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