viernes, 3 de julio de 2015

DESACTIVAR EL MIEDO.


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A principios de junio, como en su momento os conté, notaba que algo no iba bien.
En vísperas de la revisión, me sentía desazonada, inquieta...
No sabía qué hacer, no me concentraba...

Hasta que me di cuenta de que, en gran medida, la causa era el miedo:
miedo a que se confirmaran mis presentimientos, al cambio de tratamiento, al futuro, a...
¡lo desconocido...!

Entonces, paradójicamente, me fui tranquilizando, pues había identificado el miedo.
Una vez reconocido, es más fácil intentar desactivarlo.

Por supuesto que no es la primera vez que lo siento. 
Ni será la última, pero...
ya no me "da miedo".

Os voy a resumir mi estrategia. Es simple y posiblemente no os descubra nada nuevo, pero... a mí me sirve.


1. Conocerlo:

Miedo: Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.

Desactivar: Detener un proceso o una acción anulando su actividad.


El miedo es una emoción con una función eminentemente defensiva.
A veces la causa no está muy clara, y es más bien incertidumbre al futuro, a lo desconocido, a lo que puede pasar, a las variables que no podemos controlar...

Puede provocar síntomas sicosomáticos (nerviosismo, pérdida de atención, palpitaciones, llanto...), alteraciones de caracter...

Es algo natural, tanto en los animales como en las personas.
En el segundo caso, en ocasiones la causa es más bien imaginaria, una probabilidad entre varias, una hipótesis...
Pero nos hace sufrir como si fuera real.


2. Re- conocerlo.
"Sí: tengo miedo. Es algo natural."


3. Remedios naturales.

a) Físicos: la respiración es fundamental. Intentar que sea profunda, pausada...
Por otro lado, también el ejercicio puede ayudar a rebajar la tensión.
Yo, por ejemplo, simplemente con andar, noto que voy viendo las cosas de otro modo: menos "dramático."
Flotar en el agua, contemplar...

b)  Mentales:
Intentar controlar la imaginación y centrarme en el presente.
"Hoy es el único 3 de julio de 2015 de toooda mi vida."
¡No me lo puedo perder, preocupada por lo que no sé si ocurrirá.

Ver una película de humor absurdo, descabellada...

A veces, puede ser terapeútico lo que llamo un tratamiento "de choque."
Ejemplo: a los 41 años, cuando me acababan de diagnosticar el tumor primario y, aún sin entender el alcance, era consciente de su mal pronóstico.
No sentí miedo, sino más bien...



¡¡pavor!!

Entonces una persona que me quería, en lugar de quitarle importancia, me dijo:
"Imagina lo PEOR que te puede pasar..."

Me quedé pensativa y, con un hilo de voz, dije:



"¿Que...

 me muera...?"

Pues no me pareció tan terrible. 
¡Claro que ya conocéis mis convicciones...


Ver a personas - en vivo o en Internet, TV...- que atraviesan situaciones más difíciles.
Si ellos tienen fuerza... yo también lo voy a intentar.

Este remedio me vale si soy yo misma la que saco conclusiones.
En cambio, cuando alguien recurre a las comparaciones, más bien me...


 irrita.
Frases hechas como:
"Bueno... hay cosas peores..."
o
"Mira a ...., que se encuentra terminal, su mujer lo abandonó, su hijo se suicidó, etc, etc."

O, supuestamente para animarte, hablar de parientes que han sobrevivido:
"Pues el hermano de la vecina de mi prima, también tuvo un cáncer y ahora hace trecking y puenting..."


O el señor conocido, de unos setenta años que hace unos días se interesó por mí, entre otras cosas le dije que llevo peluca y respondió:
"Bueno... mira la cantidad de años que llevo yo calvo..."


¡Menos mal que, al ver mi cara y... su sentido común, añadió...!:
"Bueno... pero no es lo mismo."

Efectivamente, no es lo mismo un hombre calvo que una mujer calva.
Bueno... ¡más vale reir...!

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4. Remedios espirituales.

a) Confianza en el Ser del que depende mi pasado, presente y futuro,
Reafirmar la confianza:
En realidad, en última instancia, TODO depende de Él.

 Manifestarlo con frases sencillas:

"Dios mío; confío en Ti.
En tus manos abandono lo pasado,
lo presente
y lo futuro;
lo pequeño y lo grande;
lo mucho y lo poco..."

"Hágase tu Voluntad."

"Todo es para BIEN."

Aunque las cosas no vayan según lo esperado, ni lo previsto... todas ellas tienen un significado que a veces nunca llegaremos a entender, pero forman parte de un plan trascendente.

b) Pensar en Jesús y en su Pasión y muerte.
Mi dolor - el dolor de cualquiera-, el sufrimiento, unido al suyo adquiere otra dimensión y sentido.

c) Pensar en el cielo, que es la meta a la que aspiro.
Y... ¿cómo es el cielo?


El cielo es el Amor sin límites.


Y "el amor ahuyenta el miedo."







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