A 100 POR HORA.
Ayer, sobre las 6 de la tarde empecé una novela.
La terminé en torno a las 11 de la noche.
Hice una pausa de una hora y media, aproximadamente.
A más de 100 páginas por hora mi imaginación volaba, totalmente absorta y encantada.
No podía abandonar la historia, que me conmovió y gustó mucho.
Su cara lo hace distinto y él solo quiere ser uno más.
Camina siempre mirando al suelo, la cabeza gacha, tratando en vano de esconder su rostro. Aún así, es objeto de miradas furtivas, susur
Crecer en la adversidad, aceptarse tal y como es, sonreír a los días grises y comprobar que, al final, se encuentran manos amigas.
Gracias a él, los demás también recibirán enseñanzas inolvidables
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