Así es como llamaba santa Teresa de Jesús a la imaginación, en su vertiente negativa - no la creativa- que nos hace revivir hechos pasados (quizá en diferentes versiones) o adelantarnos al futuro (también con diversas opciones.)
Como sabemos, esto puede provocarnos desazón, temor... y, cuando pasa el tiempo, muchas veces comprobamos que nada de lo imaginado ha llegado a ocurrir y, si ocurre, hemos sabido afrontar la situación.
No por sabido renuncio a recordar y recordarme lo importante que es
VIVIR EL PRESENTE y, más concretamente, el HOY.
Al menos, intentarlo.
El Único que sabe qué va a ocurrir mañana y el mes/ año que viene es Dios.
Por eso lo mejor es procurar "dejarse llevar", con la confianza en su amorosa providencia.
Recurro - como otras muchas personas- a estas palabras, que me tranquilizan:
Jesús, confío en Ti.
Y leo esta sabia reflexión:
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