RESUMEN.
Lo más importante de la consulta fue que planteé al médico la posibilidad de empezar el seguimiento (revisiones y tratamientos) en Oviedo.
El principal motivo es que, tras dos años y ocho meses yendo a Pamplona, estoy notando un desgaste sicológico, no tanto por el desplazamiento físico - que también- , sino por algo difícil de explicar, pero que estoy experimentando:
ir a Pamplona es como un corte periódico, que me hace sentir como si viviera "a plazos": de revisión en revisión.
Estando en mi propia ciudad, el ir a consulta o a químio es algo que pasa más desapercibido y rompe menos la vida cotidiana.
Sin duda, esta decisión supone renunciar a las ventajas que supone ser tratada en un centro de reconocido prestigio como es la Clínica Universitaria de Navarra, donde la atención profesional y humana es EXCELENTE.
Frente a esos indudables beneficios, ahora mismo me pesan más los inconvenientes que podríamos llamar emocionales.
El oncólogo compartió mi planteamiento y dijo que, efectivamente, lo ideal - siempre que sea posible- es ser tratado en el lugar de residencia o el más próximo.
Así que, por el momento, iré a la que quizá sea la última revisión allí el 9 de octubre y
¡ a ver qué pasa después!
Por otro lado, en esta ocasión todo transcurrió según lo previsto: análisis - con resultados correctos, excepto hemoglobina baja-, consulta, y administración de un nuevo ciclo.
Una vez más, me acompañó Carmen, que me hizo muy llevadero tanto el viaje, como la estancia en la Clínica.
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