lunes, 7 de septiembre de 2015

ANTES Y DESPUÉS.

Cada uno de nosotros comprueba o puede comprobar la diferencia entre estar arreglado, peinado, maquillada...
y
no estarlo.

El esfuerzo por mejorar la propia apariencia redunda en uno mismo y en los demás.

A partir de "cierta" edad, la inversión de tiempo, dinero y esfuerzo tendría que aumentar, como ocurre con el mantenimiento de un edificio.

Todo con medida, por supuesto.
Sabemos que el cuerpo no es lo más importante de una persona, lo que la define ni dignifica, pero, al mismo tiempo, sí lo es, como parte indisociable de su mente, espíritu...

Esta reflexión general me lleva a otra más concreta que nos atañe a quienes vemos afectado nuestro aspecto por una enfermedad o tratamiento.
Como ya comenté hace tiempo
ES CUESTIÓN DE ACTITUD.

Básicamente:
- Aceptar la realidad
e
- intentar mejorarla.

Me ayudan mucho los testimonios de personas que ponen en práctica dicha estrategia.
En youtube se encuentran tutoriales sobre estética oncológica y, en particular, de mujeres que comparten sus experiencias en este tema.
Es cuestión de actitud y 
de técnica.

Entre ellos he elegido el de una chica a la que diagnosticaron un linfoma en enero de este año y nos ofrece su antes y su después de arreglarse.
Me ha admirado y ayudado mucho.
Es largo y en inglés, pero, simplemente con que veáis la primera y la última imagen pienso que es bien elocuente.
A lo largo del vídeo ella misma explica los pasos: pintarse los ojos, delinear las cejas, etc.

Resultado de imagen de erin leigh images

¡¡¿A que es increíble la diferencia?!!

Acabo de ver que tiene otro más breve



Yo también quiero aportar algo en este sentido.
Aunque, por pudor natural lógico, he estado pensando bien si ofrecer esta imagen, pienso que es el modo más expresivo de reflejar la idea que hoy os comento:

ANTES.

 DESPUÉS.
La única diferencia es la peluca.


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