martes, 1 de abril de 2014

¡¡YUPIII!!
Mañana por la noche ¡última dosis de este décimo ciclo de químio oral!
He tenido pocos y llevaderos efectos secundarios, pero, aún así...
mejor sin químio.
Los efectos se van acumulando. Es decir: los siete días de "descanso" no dan margen para recuperarse, pues la toxicidad tarda en eliminarse.
Lo importante es que se trata solo de daños colaterales físicos que no me impiden llevar una vida bastante activa, aunque no tanto como antes del diagnóstico.
Por otro lado, sigo muy animada e, incluso, con un gozo difícil de expresar. 
A pesar de eso, lo intentaré:
Me siguen afectando las cuestiones relacionadas con la familia, trabajo, la convivencia, el día a día... Pero con bastante paz y más comprensión que antes.
En lo tocante a mi salud, pienso con realismo en mi situación, pero sin angustia. Más bien con naturalidad.
Un ejemplo: Desde el diagnóstico (hace un año y tres meses) me pregunté cuál será la tasa de supervivencia en esta enfermedad.
Lo primero que leí fue que es de unos cinco años. Lógicamente, me impresionó, así que opté por no leer nada más.
Unos meses después, pregunté a un oncólogo (no el habitual) por este tema y formulé la pregunta directamente:
"Sé que es difícil hacer un pronóstico, pero , más o menos, teniendo en cuenta mi edad, el tumor primario, el tiempo transcurrido desde aquel, etc., etc....
¿cuánto tiempo puedo vivir?"
 Y para ayudarle a concretar, añadí:
"¿Meses o años?"
Respuesta:
"Yo creo que... (pausa que me pareció bastante prolongada)



años..."
¡Puf...! ¡Menos mal!
Ya no quise indagar cuántos: pueden ser dos o más.

Más adelante, formulé la misma pregunta al oncólogo que me atiende habitualmente.
Su respuesta fue que cuando se habla de tasas de supervivencia se refiere a una media. Por ejemplo, de cien individuos con esta patología, teniendo en cuenta que cada caso es único y diferente, unos viven menos de cinco años, otros superan esa cifra.
Total: que, estadísticamente, la media viene a ser cinco.
Añadió que es casi imposible predecir si yo voy a estar en un extremo u otro.
De hecho, me dijo que mi tumor primario (diagnosticado en octubre de 2000) tenía muy mal pronóstico y, sin embargo, he vivido casi trece años sin evidencia de enfermedad.
Conclusión: que solo Dios sabe lo que va a ocurrir. Y esto os lo comento sin dramatismo alguno. Al contrario: con una confianza enorme en que lo que me corresponde es VIVIR HOY, hacer lo que debo, cuidarme, dejarme cuidar y abandonar el futuro en las manos de mi Padre.
Esto me da paz. De hecho, durante las etapas de enfermedad, he sentido algo especial y que no dudo en calificar como GOZO, pues sé que todo tiene sentido en los planes divinos.

Frecuentemente, en los obituarios o informaciones sobre la muerte de un paciente de cáncer, se dice:
 "Falleció tras una larga y penosa enfermedad."
En mi caso, me gustaría que se sustituyera el segundo adjetivo y pusiera - para desconcierto de algunos-:




"Falleció tras larga y GOZOSA enfermedad."



1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo Teresa, por el manejo que hacen los medios del sufrimiento. Dios te de mucha fuerza y nosotros cariño y nuestras oraciones.
    Dios te bendiga,

    ResponderEliminar