miércoles, 17 de diciembre de 2014

REDESCUBRIR LO CERCANO.

Tenemos a nuestro alcance cosas bonitas y, a veces, por prisa, acostumbramiento, rutina... puede que no las valoremos en su auténtica medida.
Esto me ocurre a mí. 

Al menos...
 me ha ocurrido.

Ahora intento ver con ojos nuevos lo ya conocido.
Como lo ven y admiran turistas que recorren un lugar por primera vez; como yo misma miro las ciudades en una primera visita, sabiendo que, en muchos casos, se trata de una ocasión única e irrepetible.

Oviedo es una ciudad agradable, muy limpia, con abundantes y cuidadas zonas verdes...
Ahora que se acerca la Navidad, bellamente iluminada, con muchos belenes, que nos recuerdan el auténtico sentido de esta Fiesta...

Una de esas zonas verdes, la más antigua, se encuentra en el centro:
el parque de san Francisco.





De niña jugaba allí, con mis hermanos y amigos. 
Aprendí a andar en bicicleta, patinábamos, nos reíamos, gastábamos bromas, corríamos...

De adolescente fumé mis primeros y clandestinos cigarrillos, en compañía de compañeras de clase...

Siendo joven me senté en uno de sus bancos acompañada por el chico del que "estaba enamorada".

Y, a medida que me fui haciendo mayor, perdí la capacidad de apreciar la belleza del parque, la cantidad de especies de árboles y flores...

¡Cuántas veces en mi vida lo he atravesado!
Generalmente con prisa y pensando en mil cosas.

Ahora, plenamente instalada en la madurez, parece que he recuperado esa capacidad y disfruto mucho.










No hay comentarios:

Publicar un comentario