lunes, 6 de octubre de 2014

BUEN COMIENZO Y FINAL EXCELENTE.

Mi breve estancia en Zamora fue 
muy positiva, 
tanto desde el punto de vista profesional, como personal.


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El viernes por la tarde, tiempo para descansar, ir a Misa,  visitar una exposición sobre la Residencia de estudiantes,


pasear por la ciudad,


conocer el parador y cenar allí en buena compañía.
Regresar al hotel con la ciudad iluminada fue también un regalo.





















El sábado por la mañana, entre otras cosas, breve caminata por la orilla del Duero.





Resultó todo tan bien, que, un tanto sorprendida, pensaba:
"¡Qué raro que no haya habido ningún contratiempo!"

Lo que llamamos "contrariedades" forman parte de la vida y más vale contar con ellas, con vistas a llevarlas lo mejor posible, como sabéis por experiencia.
Mi meta es interpretarlas como ocasiones para:

Buscar soluciones, si las hubiera. Y, si no, aceptar la voluntad de Dios, desprendiéndome de la mía.
Intentar ser humilde y fuerte.
En definitiva, dependiendo de la actitud, pueden convertirse en oportunidades.
Además, lo que en un principio nos sorprende desagradablemente, a medio o largo plazo comprobamos que ha sido PARA BIEN.
Así me ha ocurrido bastantes veces.

Y, aún cuando no sea así, los que confiamos en Dios, sabemos que todo forma parte de su plan, que es más sabio y bueno que el nuestro.
"Para los que aman a Dios...
TODO ES PARA BIEN." (San Pablo)

El Bien entendido como algo superior, no siempre de tipo material, sino más bien vinculado al crecimiento interior, como persona, como ser espiritual

Como os decía, ya de vuelta en Oviedo, haciendo balance y dando gracias a Dios, me sorprendía al no haber encontrado ningún contratiempo y haber resistido bien lo que para mí representaba un reto: reanudar la actividad profesional con un viaje y participación en un evento.

Pues bien... la oportunidad para ejercitarme en las virtudes antes mencionadas, me ha llegado con efecto retardado en forma de



¡faringitis!

Un tanto por ciento elevado me la "gané" por méritos propios el viernes por la noche, en aquella grata velada en una terraza. 
Tras varios días de calor, no me di cuenta de que estaba cogiendo frío.
Nada grave, por supuesto.

¡Cuándo aprenderé a tener más cuidado con los cambios de temperatura...!
Al menos, aceptar mi error me recuerda que es también una oportunidad para estar calladita, aceptar las consecuencias de mis actos... y

¡¡reírme un poco de
MÍ MISMA!! 

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