jueves, 27 de marzo de 2014

AÍDA.
Año 2001: Tren Asturias- Barcelona, con parada en diversas estaciones. Me bajé en Pamplona, pues iba a revisión tras finalizar el tratamiento de químio y radio. Yo no tenía casi pelo. Llevaba un sombrero.
Ya en la parada de taxi, me fijé en una mujer joven con aspecto atractivo y dinámico. Entablamos una breve conversación.
Al comprobar que las dos nos dirigíamos a la Clínica Universitaria, le pregunté:
"¿Vienes a acompañar a alguien?"
Repondió con simpatía: " Vengo a... acompañarme a mí misma."
Nada en su aspecto me hacía imaginar que ella también había pasado por una enfermedad parecida a la mía.
Desde entonces hemos mantenido contacto, a lo largo de casi trece años. 
Hemos compartido conversaciones, caminatas... También las revisiones, las buenas noticias y las que lo no son tanto. 
Recuerdo una conversación telefónica (2002) en que yo me encontraba bastante mal. Le dije:
"Aída: tengo... 
miedo. ¿Tú no tienes miedo?"
Respondió, muy resuelta:
"No: miedo no... Lo que tengo es... como..." (pausa)
Finalmente añadió:
"lo que tengo es como ¡UNA LOSA EN LA CABEZA...!"

Y nos echamos a reir, sintiéndonos comprendidas la una por la otra. Llámese como se llame - miedo, losa, incertidumbre...-, con el tiempo he comprobado que es normal atravesar esa etapa de convalecencia e intentos por recuperar la normalidad.
 Lógicamente, cada uno según sus circunstancias, la agresividad del tratamiento y otros factores.

Aída es muy animada, deportista, estilosa..., como podéis comprobar en la foto que nos hicieron el lunes 24.




No hay comentarios:

Publicar un comentario