lunes, 3 de marzo de 2014

¡ADELANTE!
El jueves os comentaba que estaba un poco baja, física y sicológicamente. Nada grave, por supuesto.
La solución fue aparentemente sencilla:
¡DORMIR Y DESCANSAR!
"Aparentemente sencilla", porque a veces, el estado de alerta impide relajarse. Por un lado, uno se siente muy cansado, pero el sistema nervioso está agitado, los músculos tensos...
 En fin... seguro que me comprendéis, porque en algún momento de nuestra vida pasamos por etapas parecidas, ¿no es así? 
Cada uno tenemos circunstancias y modos de ser diferentes, pero compartimos determinadas experiencias, porque son propias del ser humano.
La sensación que experimentaba - y de un modo más tranquilo sigo sintiendo- es la presencia de una amenaza contra la que no puedo hacer nada. 
También, a raíz del último informe, percibí como un aviso parecido a un viaje inesperado, que hay que preparar con poco tiempo.
Ese aturdimiento de no saber qué hay que llevar, de no tener billete...

En mi caso, ese aviso lo interpreto como venido de Dios, que me anima a seguir luchando y aprovechando cada momento:
La mayor parte, alegre y gozosa, sintiéndome muy confiada.
Poquísimos, débil y vulnerable, atemorizada por una enfermedad que, implacable, muy poco a poco, va ganando terreno... en mi cuerpo. 
Pero estoy haciendo lo posible para que no gane la partida en mi mente ni en mi alma.

El caso es que ya en el fin de semana quería contaros que estaba recuperada, pero, cuando tenía tiempo, no disponía de conexión a internet y cuando tenía Red, no era el momento.
Así que ¡¡ADELANTE!! Este es mi mensaje.

Por último, como prueba de mi buen estado físico y mental, os cuento que esta mañana he librado un combate con una fuerza de la naturaleza desatada, que está atravesando parte de España: 
el temporal.
Afortunadamente, tras una lucha cuerpo a viento, cuerpo a lluvia, he conseguido llegar a casa sana y salva.
Solo ha habido un pequeño efecto colateral. Insignificante comparado con los daños que muchas personas están sufriendo.
Después de ver imágenes sobrecogedoras de olas gigantes, playas devastadas, muros destruidos por la fuerza del mar...
Después de ver esas y otras fotos, la que os ofrezco como prueba de mi personal combate, no impresiona nada, pero a mí da la risa recordando cómo llegué a ese desenlace y por eso no resisto la tentación de compartirla con vosotros. 















No hay comentarios:

Publicar un comentario