viernes, 29 de abril de 2016

MOMENTOS IMPORTANTES.

La consulta del miércoles pretendía un cambio de impresiones con la médico de cabecera y hacerme análisis.
A mediados de mayo iré al oncólogo y veremos el siguiente paso.
Me encuentro "aceptablemente aceptable".

Dentro de las muchas cosas buenas que se me han concedido últimamente, es
el HABER RECIBIDO LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS.

Hoy hace quince días, como ya lo he recibido en séis ocasiones anteriores, a lo largo de unos dieciséis años.

Da fortaleza, paz...

Copio algunos fragmentos sobre él y una reflexión sobre el sentido de la enfermedad:


La enfermedad en la vida humana
1500 La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.

1501 La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. 
Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él.


Un sacramento para los enfermos y personas mayores.
1511 La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe unoespecialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos:
«Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (cf Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor» (Concilio de Trento: DS 1695, cf St 5, 14-15).
1512 En la tradición litúrgica, tanto en Oriente como en Occidente, se poseen desde la antigüedad testimonios de unciones de enfermos practicadas con aceite bendito. 
En el transcurso de los siglos, la Unción de los enfermos fue conferida, cada vez más exclusivamente, a los que estaban a punto de morir. A causa de esto, había recibido el nombre de "Extremaunción". A pesar de esta evolución, la liturgia nunca dejó de orar al Señor a fin de que el enfermo pudiera recobrar su salud si así convenía a su salvación (cf. DS 1696).

1513 La Constitución apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de noviembre de 1972, de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf SC 73) estableció que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue:
«El sacramento de la Unción de los enfermos se administra ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: 

"Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad")» (Sacram Unctionem Infirmorum; cf CIC, can. 847, §1).




Mejor no esperar al "último" momento, principalmente porque es difícil saber si es el último.
Además, es mucho mejor recibirlo consciente y, como se puede recibir todas las veces que sean precisas, más ayuda y mayor entereza nos serán dadas.
Algunos piensan que el paciente se va a asustar, pero parece ser que, a veces, los más atemorizados pueden ser los familiares.

Podéis creerme:
 vale la pena.

5 comentarios:

  1. Gracias Teresa por todo lo que me enseñas. Nunca lo hubiera visto así. Tú le das una explicación tan bella a todo.
    Espero que sigas encontrándote aceptablemente aceptable. Todo mi cariño para ti.

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