domingo, 21 de febrero de 2016



Elena, una joven polaca de 18 años,había empezado a trabajar muy joven para ayudar a su familia.
Sintió que su camino estaba en la vida consagrada, aunque no conocía ninguna orden religiosa concreta.
Lo consultó a sus padres, que se opusieron.

Ella misma cuenta lo que ocurrió:
5     Después de esa negativa me entregué a las vanidades de la vida, aunque en nada encontraba satisfacción.  Las continuas llamadas de la gracia  eran para mí un gran tormento. Sin embargo intenté apagarlas con distracciones.  Evitaba a Dios dentro de mí y con toda mi alma me inclinaba hacia las criaturas. (...)

9        Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile. 
   Cuando todos se divertían mucho, mi alma sufría [tormentos] interiores.  En el momento en que empecé a bailar, de repente  vi  a Jesús junto a mí.  A Jesús martirizado, despojado de Sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome:
     ¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañaras? 

    En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba, nos quedamos Jesús y yo.  Me senté junto a mi querida hermana, disimulando lo que ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza.  Un momento después abandoné discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de San Estanislao Kostka.  Estaba anocheciendo, había poca gente en la catedral.  Sin hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del Santísimo Sacramento, y pedí al Señor que se dignara hacerme conocer qué había de hacer en adelante.


Efectivamente, Dios le fue indicando, paso a paso y, entre tanto se encontraba con dificultades... que Elena iba superando, con alegría y confianza.

Cuando por fin consiguió entrar como novicia en una congregación adoptó el nombre de Faustina y le fue encomendada una misión:
recordarnos a TODOS la infinita Misericordia, ternura y bondad de Dios.

Concretamente uno de los encargos
fue difundir esta imagen e inscripción:

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Esto ocurrió un 22 de febrero de 1931 en Polonia.

Actualmente es conocida y venerada en gran parte del mundo.

A mí me la envió una amiga en 2001 y me ayudó mucho.
Desconocía su historia hasta que a finales de 2015 leí el Diario en el que Elena- Faustina cuenta su impresionante historia.






2 comentarios:

  1. Qué maravilla de historia Teresa, gracias por compartirla, yo tampoco la conocía y es algo hermosísimo. Qué suerte tan grande recibir esa llamada tan profunda de Dios. Y que preciosa jaculatoria: "Jesús, confío en ti". Un abrazo fuerte.

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  2. Efectivamente, María: hay historias maravillosas que pasan por la HISTORIA sin hacer ruido, dejando un rastro de BIEN Y de PAZ.

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