lunes, 22 de septiembre de 2014

DEVOLVER UNA VISITA.

Cuando tenía 22 años y preparaba oposiciones, me encontraba regular, pero no tenía ni tiempo para pensar en ello. Lo achacaba al esfuerzo que estaba haciendo.

Vivía en Valladolid, donde había terminado Filología hispánica.
En julio me trasladé a Madrid para presentarme a las pruebas.
Además del cansancio, me salieron unas manchas rojizas en mejillas, codos, rodillas...

El 5 de agosto de 1982 recibí la buena noticia:
¡Había aprobado!
Llamé enseguida a mis padres, que tanto me habían apoyado.

La otra noticia, tras una serie de pruebas médicas, fue el diagnóstico de una enfermedad de la que nunca había oído hablar:
Lupus eritematoso sistémico. LES.
Estuve ingresada en el Hospital clínico de Valladolid unos 20 días.
Principales cambios en mi vida a partir de ese momento:
evitar el sol y el stress, pues son los principales factores desencadenantes.
Recibí dosis altas de Cortisona y, entre otras cosas, se me hinchó la cara.
Al cabo de los años, he comprobado que los efectos secundarios más dañinos no se aprecian a corto plazo.
Los primeros años actuaba con mucha precaución.
 Empecé a trabajar en institutos de Andalucía, donde me habían adjudicado la plaza.

En julio de 1990 fui a Londres para seguir un curso de inglés y conocer esa apasionante ciudad.
Nada más volver a Jerez, donde vivía, comprobé que no me encontraba bien. Mejor dicho:
estaba mal.
Se trataba de un brote de Lupus, concretamente una vasculitis cerebral.
Ingreso en el hospital de Jerez y, en la segunda quincena de agosto, en la Clínica universitaria de Navarra.

Estando allí me dicen que va a venir a visitarme un "sacerdote muy importante que vive en Roma y que está pasando unos días en Pamplona."
Se trataba de un sacerdote de unos setenta años. Era muy afectuoso y sencillo. No recuerdo de qué hablamos. Fueron unos minutos, que me dejaron contenta.
Su rostro reflejaba paz y bondad.
En todas las fotos y vídeos he comprobado que su semblante es de una enorme dulzura.

Dentro de unos días voy a tener la oportunidad de devolverle la visita y agradecerle no solo aquel día, sino muchas cosas que ha hecho por mí y por numerosísimas personas de TODO el mundo.

Cada vez me voy enterando de más cosas que ha hecho.
¡Sí! Parece increíble cómo ha podido sembrar tanto bien y hacer realidad proyectos que parecían imposibles.
¡Y continúa haciéndolos!


El SÁBADO 27, junto con miles de personas venidas de todo el mundo, en Madrid, le diré:


"¡ENHORABUENA Y GRACIAS,
don Álvaro.!"




No hay comentarios:

Publicar un comentario