viernes, 19 de abril de 2013

NOTICIAS Y SORPRESAS.
Ha habido muchas entradas al blog ayer y hoy. Siento no haber podido informaros antes.
Ayer, jueves, estuve en la Clínica casi 11 horas y salí bastante cansada. Carmen Bodes, que me acompañó, casi igual, pues solo salió a comer con una sobrina.
Os cuento:
A las 8'00. Análisis + TAC de tórax.
En la consulta empiezan las sorpresas: los leucocitos están ¡aún más bajos que en Oviedo!
 Ante mi cara de desconcierto, el médico me explica pacientemente que la médula tiene su ritmo, que esto ocurre a veces... Y que hay una solución: una inyección para estimular su producción y reducir la duración de la neutropenia.
Llagas en la boca: esto es, según me dijo, lo más preocupante, como manifestación de que la toxicidad es excesiva, por lo que en este cuarto ciclo de quimio rebajará la dosis.
Segunda sorpresa; esto implica que van a ser necesarios más ciclos de los séis previstos: la misma cantidad de quimio tiene que ser administrada en más dosis, pero más bajas.
Tercera: los marcadores tumorales están MUY ALTOS.
Posibles explicaciones:
1. El tratamiento aún no se refleja en ese dato.
2. la destrucción de celulas de los tumores de la pleura, puede provocar que pasen a sangre... (Esto no lo entiendí bien o no sé explicarlo.)
3. Que haya actividad tumoral por algún sitio. El más probable es el cerebro, pues el sistema nervioso central es el único lugar al que no "llega" la quimio.
Para descartarlo hay que hacer una Resonancia.

Así que, tras recibir el cuarto ciclo, sobre las 16'00 me la hicieron.
Al día siguiente, Carmen - que entre tanto estaba en la sala de espera- me confesó que se llevó un susto cuando vio llegar al dr. Fernández - el oncólogo que me atiende- y entrar en la cabina de radiología para ver todo y hablar con el radiólogo.
Quizá os preguntaréis: "Y tú ¿cómo estabas?" Consciente de lo que podía revelar esta prueba, aceptándolo y tranquila, rezando oraciones cortitas, hablando con Dios, muy relajada.
Antes de ir a revisión me mentalizo de que los resultados pueden ser buenos, regulares o malos, con todos los matices que sean. Pero, en realidad, van a ser los que Dios quiera y, por tanto, LOS MEJORES y yo los acepto.
Por supuesto que las emociones tienen que salir por algún lado y a veces - no en esta ocasión- me entran ganas de llorar y lloro. Pero no de pena, ni de susto... NO sé..., es difícil explicar:
son emociones Lloro y me quedo liberada.

Continúo con el relato:
subimos a la consulta y el oncólogo me informa de que en la cabeza...
¡no se ve nada! ¡Alivio! Añadió que la iba a mirar con más detenimiento con el radiólogo, pero no, al menos nada "gordo", que por la cifra de marcadores, sería lo proporcinal.
Seguimos con las sorpresas: para descartar que la actividad tumoral se encuentre en cualquier otra parte del cuerpo, hay que hacer un PET (Tomografía por emisión de positrones.), que se puede posponer a la próxima visita.

Todas estas variaciones y su adecuado control y seguimiento, hacen que no vaya a poder seguir el tratamiento en Oviedo, como yo deseaba. El oncólogo se mostró muy comprensivo, pues es lógico que cada vez me supongan más estos viajes (también pensando en el tiempo de quienes me acompañan), pero que es preferible poner todos los medios posibles.
Pues sí: es verdad. Ahora me parece mucho, pero, si salgo de esta, dentro de un tiempo comprobaré
que ha valido la pena.
A los cuatenta y un años me tuve que quedar en Pamplona unos siete meses (el tratamiento era mucho más agresivo y hubo etapas en las que casi no podía andar).
He vivido doce años y esto me demuestra que hay que seguir luchando, ¿verdad?

2 comentarios:

  1. Gracias Teresa por tenernos al tanto. Eres una luchadora nata y esta segunda carrerina la vas a ganar, corremos contigo. Animo y besinos

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    1. ¡Como siempre, tus palabras me inyectan vida y me impulsan!
      Sobre todo, porque están respaldadas por tu lucha de años contra esta enfermedad, que algunos temen nombrar. (Y se comprende.)
      No es tu caso ni el mío: con cáncer también se VIVE Y, en algunos aspectos, con MÁS VIDA.
      ¡Gracias por correr conmigo!

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